Nos encontramos ante uno de los larga duración imprescindibles en la historia de la música española. Si hubiera que encasillarlo, su categoría indiscutible sería, si tal estilo existe, la de pop barroco. Fue el primer LP y el más vendido del grupo. Probablemente también el de más calidad.
Esencialmente es un álbum de baladas primorosamente interpretadas, que descansan sobre dos cimientos básicos: la voz de Pepe Robles en su mejor momento, plena de vibratos y capaz de alcanzar cualquier nota sin falsete ni forzamientos, y el Hammond de Tomás Bohorquez que transita desde Juan Sebastian Bach hasta Jon Lord, de los Deep Purple, sin debilidades técnicas. La estructura no difiere demasiado entre unos temas y otros. La mayoría comienzan con un largo preludio instrumental que desemboca en la primera estrofa cantada. Entre estrofas y, en ocasiones, al final del tema se producen solos de guitarra u órgano cargados de expresividad.
"Realidad", el tema que abre y titula el disco, comienza con una tensión creciente iniciado por bajo y timbal a la que se suman progresivamente el hammond, los platos y la guitarra, que configuran un ritmo que se mantendrá con escasas variaciones hasta el final. Sobre ese ritmo se desarrollo el tema con continuas apariciones solistas del órgano y un final un tanto abrupto. "Noche de amor" se inicia con un solo de violín clásico al que pronto se suma el órgano configurando un ambiente de cuento de hadas. El desarrollo instrumental es indudablemente clásico con un fuerte acelerando final. La voz, como en todo el disco, magistral.
Uno de los únicos temas reconocibles como pop sesentero es "Luz errante" lo cual no es malo ni mucho menos, con un frenético ritmo de guitarra y un final vocal un tanto jazzero con improvisación incluida.
"Cuando te espero" es el tema acústico del álbum, solamente el violín de Reyzabal, la voz y el rasgueo de acústica de Robles, un tenue bajo y una tenue aparición del piano. Lástima de letra lacrimógena que le colocaron. En "Dulces Palabras" de nuevo alarde vocal sobre una instrumentación ambiciosa y con cambios muy marcados.
Se incluyen dos versiones de los Beatles: "Yesterday", revisión del superclásico beatle con un larguísimo inicio clásico y una voz quizá un tanto dubitativa. Peca de excesiva extensión para mi gusto. Y "Hello goodbye", con un inicio de coro a capella en plan góspel que se ve roto por un órgano y una batería un tanto agresivos, y que se remansa en un arpegio de guitarra interrumpido por una larga intervención del órgano. Voz etérea con un vibrato tal vez excesivo, pero para mi gusto, una gozada muy poco conocida.
De "Todo tiene su fin", decir que es una de las tres baladas más importantes del pop español. Pura caricia sonora. La cosa se inicia con un órgano eclesiástico al que se une un coro plañidero cargado de eco. La voz destila calidad a cada nota y una complicada línea del bajo la subraya. Un breve solo de guitarra distorsionada que se repite dos veces y un continuo sube y baja en la densidad instrumental que consigue una tensión y reclama la contínua atención del oyente con un final de nuevo con el órgano catedralicio en plena ebullición acompañado por redoble de platos. A destacar la aparición de un par de trompas en el clímax del tema para reforzar al órgano.
Por favor escuchen esta canción en su versión original. Nunca serán cuatro minutos perdidos.
Hispavox
- Realidad
- Noche de amor
- Luz errante
- Yesterday
- Todo tiene su fin
- Cuando te espero
- Nada me importa
- Dulces palabras
- Hello goodbye
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